Cova, una pieza despedazada, un trabajo prohibido que ve la luz a través de la voz, una voz arraigada a la primitiva supervivencia.

En un momento en el que todo lo que nos rodea ha llegado a sus propios límites, la transformación se convierte en algo deseable, quizás necesario, quizás indispensable. Para apoyar lo vivo y lo vivido es necesario un reciclaje, una ecología de las experiencias de vida, dejar atrás lo que no nos permite avanzar y reencontrarse con uno mismo.

La religión, el entorno, la estructura social, el sistema económico… existen unos valores y un modo de actuar basado en la acumulación, ya sea tanto material como afectiva. Pero para el alma, la esencia de cada uno, el individuo, es necesario desprenderse de las cargas acumuladas, del dolor, de lo material… El apego produce sufrimiento porque en la medida en que se pone el valor personal en un bien externo, una emoción o un sentimiento que no se puede controlar al cien por cien, crece la vulnerabilidad del individuo. Por ello el espectáculo gira en torno al proceso de desapego en forma de ritual. Un ritual donde se busca la esencia, donde se quiere volver al núcleo para poder avanzar, a la tradición más humana para evolucionar, crecer…

“Antes que todo un estado del espíritu, un modo de vida impregnado de una soberbia libertad de pensar, de expresar y de elegir” Robert Filliou

Ficha artística:
Creación, dramaturgia, puesta en escena y dirección escénica: Amparo Urieta
Creación, dirección escénica y musical e Intérprete: Anna Gomà
Espacio escénico e iluminación: David Lainez
Coreografía: Melissa Usina
Diseño musical: Mario de Juan
Ingeniero de sonido: Paul Candau
Postproducción sonora: Poules Production